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Smart Cities: ¿El futuro comienza con la gente o la tecnología?

En recientes años hemos escuchado y hasta acuñado el término de Smart Cities o «Ciudades Inteligentes”; y es que sin lugar a duda las grandes ciudades representan el centro de tecnología, vanguardia y productividad. Pero también cuentan con una historia, cultura o arquitectura. Y aunque hayamos escuchado en demasiadas ocasiones sobre algunos proyectos, es imperante mencionar que algunos de ellos han fracasado y en parte se debe a que a la tecnología se le trata como un proyecto científico en vez de realmente atacar algún problema en específico.

Otra de las causas por la que hemos visto fracasar algunos proyectos tales como el de Quayside en la ciudad de Toronto se debe a que las ciudades no están preparadas del todo para respaldar estos proyectos, ya sea porque no cuentan con las personas o los procesos adecuados. Pero, ¿entonces qué sucede con la tecnología como facilitadora?, o ¿cómo determinamos que una ciudad es o no inteligente?

Sin lugar a duda uno de los propósitos de la tecnología es mejorar la vida de las personas, al brindar mejores servicios y se considera que el éxito de las ciudades inteligentes se basa en nuestra previsión de construir para la accesibilidad y soluciones que puedan adaptarse a medida que cambian las condiciones y las prioridades. Y aunque diversos actores se encuentren trabajando en ello arduamente, la escala actual es mayor que nunca

Se estima que aproximadamente el 55% de las personas a nivel mundial vive en una ciudad y se espera un crecimiento del 13% para el 2050 y esto a medida que la población de las ciudades continúe creciendo. Al final esto no es solo cuestión de crecimiento, la actual pandemia por COVID-19 que se atraviesa a nivel mundial ha puesto al descubierto un sin número de problemas e inequidades en las ciudades y amplificado los devastadores impactos sanitarios y económicos de la pobreza urbana en todo el mundo. Las ciudades también están en la primera línea de la lucha mundial contra el cambio climático, lo que significa que también pueden estar en el centro de una recuperación ecológica, resiliente e inclusiva.

Creemos que las ciudades aportan los elementos necesarios para erradicar a la pobreza si estas son planificadas, gobernadas y gestionadas de la manera correcta, con esto nos viene una pregunta a la mente, ¿tenemos los elementos necesarios para poder hacerlo de manera centrada, ordenada y sostenida?. Cada día se muda más gente a las ciudades, lo que representa un reto para las ciudades actuales y más para las que se crearán, ya que no invertir ahora en la próxima generación podría significar problemas mayúsculos a los que ya actualmente se enfrentan las ciudades actuales, por lo que esto se traduce a planificación urbana, la tecnología no puede hacerlo todo, pero si es el complemento idóneo para ejecutar cualquier proyecto de Ciudad Inteligente.

Finalmente nos viene a la mente la pregunta retórica sobre que fue primero, ¿la gallina o el huevo?; en este caso, la correcta y ordenada planificación de una ciudad sumándole el uso y aplicación de la tecnología donde el eje central sea mejorar la vida de los ciudadanos que en ella habiten, hará próspera la ejecución y creación de cualquier ciudad.