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¿Qué es la basura espacial y qué podemos hacer al respecto?

La NASA siempre ha tenido unos objetivos muy claros y extender las actividades humanas a lo largo del Sistema Solar es uno de ellos, pero existe un problema que representa un gran reto a superar y es la basura espacial. La cual es clasificada por la NASA según sea de origen natural o artificial, y esta última se define como cualquier objeto creado por el hombre en órbita alrededor de la Tierra que ya no cumple una función útil. En pocas palabras la basura espacial es la acumulación de residuos y lo que representa una amenaza particularmente catastrófica para el futuro de la humanidad en la exploración espacial, debido al mayor riesgo de colisión con satélites en funcionamiento y daños a los mismos. También podría tener efectos perjudiciales en el medio ambiente de la Tierra.

El volumen de la basura espacial va desde manchas de pintura de estaciones espaciales en funcionamiento, hasta naves espaciales inoperativas de tan solo décadas de antigüedad. En febrero de 2020, la Agencia Espacial Europea (ESA) informa que las Redes de Vigilancia Espacial rastrean de forma regular aproximadamente 22.300 piezas de escombros. Sin embargo, estadísticamente, es probable que las cifras sean mucho más altas. Existe la posibilidad de que en el recuento de objetos artificiales en órbita alrededor de la Tierra que tengan más de 10 cm de longitud sea de aproximadamente 34 000, con aproximadamente 900 000 objetos entre 1 cm y 10 cm.

Y para aquellos objetos entre 1 mm y 1 cm, se estima que el recuento es de unos 128 millones aproximadamente. En consecuencia, la gran cantidad de estos objetos actualmente en órbita y su potencial para chocar contra otros objetos a velocidades, significa que el riesgo de causar daños graves a las naves espaciales en funcionamiento es significativo. En 2006, una ventana de la Estación Espacial Internacional (ISS) sufrió una astilla debido al impacto de una pieza de escombros espaciales de no más de milésimas de milímetro de diámetro. Es fácil ver la amenaza que representan los objetos y más aquellos que representan un tamaño considerable.

Una sola colisión puede generar miles de partículas de basura espacial. En 2009, un satélite ruso chocó con un satélite de comunicaciones estadounidense, lo que provocó que aproximadamente 2000 piezas de escombros de al menos 10 cm de diámetro y miles de piezas más pequeñas entraran en la atmósfera terrestre. Se estima que más del 50% de los escombros en órbita durante al menos un siglo. La mayor parte de la basura espacial se encuentra en lo que se conoce como órbita terrestre baja y en la que operan muchos satélites. Permitir que la basura espacial se acumule plantea un gran riesgo para la posibilidad de una futura exploración espacial.

Ahora bien, el problema no se limita al riesgo que representa la exploración espacial. Una parte de la basura espacial en la órbita terrestre baja perderá altitud gradualmente y se quemará en la atmósfera terrestre; los desechos más grandes, sin embargo, ocasionalmente pueden impactar con la Tierra y tener efectos perjudiciales sobre el medio ambiente. Si bien se realizan esfuerzos para contener las consecuencias de los lanzamientos dentro de un área específica, es extremadamente difícil lograrlo por completo.

Los esfuerzos para abordar el problema comenzaron desde los 90’s con la política y las pautas de mitigación de desechos orbitales de la NASA. Esta política enfatiza la necesidad de implementar una serie de prácticas que priorizan el control de liberación de escombros y la eliminación segura de los escombros después de una misión.

Enfatizamos que estamos ante un problema de magnitud considerable, el que se estén tomando las acciones correctivas y preventivas hacia el futuro permitirá una continuidad en la exploración del universo así como garantizando la continuidad operativa que actualmente tenemos con los satélites en órbita. Por último y más importante, la seguridad de las personas que podrían verse perjudicadas ante la caída de objetos de tamaño considerable.